En "Cósmica", el artista captura la inmensidad del cosmos en la silueta vivaz de un caballo, cuya presencia se eleva más allá de lo terrenal hacia un reino astral. La obra es un caleidoscopio de energía, donde cada pincelada irradia la vitalidad del ser cósmico. Con una paleta ardiente de rojos, naranjas y amarillos, contrastando con la serenidad del azul profundo y el negro infinito, el caballo parece emerger de una supernova, una explosión de vida y color que desafía las fronteras del lienzo circular.
La composición es una sinfonía de elementos abstractos y figuras definidas; salpicaduras de pintura y líneas deliberadas coexisten en una danza de caos y armonía. La mirada penetrante del caballo, delineada con precisión, nos invita a explorar las profundidades de nuestro propio universo interior, mientras las manchas vibrantes y los trazos dinámicos en su crin sugieren coronas solares, la majestuosa decoración de las deidades celestiales.
"Cósmica" no es simplemente una imagen para ser observada; es una experiencia que se siente. A través de esta pieza, el espectador es transportado a dimensiones astrales, recordándonos nuestra conexión eterna con el universo y la energía vital que fluye a través de todas las criaturas vivientes. Este cuadro es un tributo a la maravilla de la creación, un himno visual que celebra la unión entre el cielo y la tierra, entre el espíritu y la materia.
"Cósmica: El Espíritu Equino entre Estrellas"
90 cm de diámetro